No pudo ser. Nuestra primera incursión en la montaña alavesa no terminó como deseábamos. Esta vez la organización se vió superada por un monte escarpado, difícil y escurridizo. Tuvimos contacto visual con la cima y su vértice geodésico, pero resultó inalcanzable. No encontrar el portillo que nos diera acceso a la cumbre hizo que finalmente desistiéramos y nos diéramos por vencidos.
Aún así la excursión mereció la pena. Los parajes espectaculares, la actividad paralela una gozada, el tiempo inmejorable y la compañía de lujo. ¿Qué más se puede pedir?
Pues repetir. El Cueto aún no sabe con quiénes se la está jugando.
Fotos y demás detalles de este primer asalto en breve en la Página del Cueto.
Esto no ha hecho más que empezar…
Ooooooooooooh