Frente a los vertiginosos escarpes de sus vecinos más emblemáticos y sobre los que guarda miradas indiscretas, la loma del Memaia se alza modesta y vergonzosa escapando de las miradas que atraen el Anboto y el Udalaitz.
Sus formas, suaves y apagadas, separan Atxondo, “el valle del silencio” del valle de Elorrio. La dificultad de llegar a su cumbre estriba en no despistarse entre la maraña de caminos y senderos que salpican sus laderas y que en algunos casos pueden desviarnos de nuestro objetivo.
Desde Elorrio, tomando el Betsaide Bidea, es más factible la visita. Sin embargo nosotros nos adentramos por la discreta loma de Santikuruz para avanzar por el fondo del barranco de Iturrigorri. La pista se vuelve sendero y faldea la montaña hasta dar con el camino que nos encarama hasta la antecima de Amurdi.
Desde aquí al Memaia sólo nos queda superar un sendero entre pinares que nos conduce directamente hasta la cima.
Vistas, no muchas. Enfrente el Udalaitz nos muestra una de sus caras más bellas con las tres cimas que lo caracterizan.
La bajada la emprendemos por el mismo sitio. Sin embargo esta vez, según nos cruzamos con el Betsaide Bidea decidimos completar la circular por esta pista que nos dejará cerca de nuestro punto de inicio.
Un agradable y sencillo paseo por caminos discretos que, si queremos alargar, nos pueden conducir hasta cumbres más atractivas como el Betsaide y el ya comentado Udalaitz.