Siempre que nos acercábamos por la zona decíamos: «algún día tenemos que ir por allí». Pero nunca nos decidíamos. La atracción del porte real del Anboto y su séquito obnubilaban nuestras perspectivas y nos atraían con cantos de sirena. A veces el propio Anboto, otras el Izpiste y su cueva,en otras el precioso Orixol….
Pero al fin cuadró. Nos plantamos en Arrazola dispuestos a llegar hasta el collado que separa el Izpiste de nuestro objetivo y obviar los cantos de sirena que siempre nos han llevado hacia el Oeste.
La subida desde Arrazola por el barranco de Ibarra es de quitarse el sombrero. Una preciosidad. Llegamos al collado y ya empiezan las sirenas en forma de señales: Zabalaundi, nos decía una. Sin embargo hicimos caso a la otra, la que decía Tellamendi.
Y allá que nos fuimos. Coronamos el Tellamendi, nos sacamos la espinita y disfrutamos de uno de los mejores panoramas de la zona. ¡Qué vistas!
Pero eso no era todo. Ya que estamos…Lurgorri, ya que estamos….Larragain,
ya que estamos….Betsaide.
Y sin comerlo ni beberlo (bueno, algo sí que cayó dentro de nuestros solicitantes duendes estomacales) nos plantamos en Bizkaia. Un paso a la derecha y de nuevo en Araba. Otro pasito a la derecha y en Gipuzkoa. (En el cilindro de la foto están los nombres de las provincias).
Es lo que tiene estar en la cima de una montaña donde se encuentra el punto que une a las tres provincias vascas.
Una ruta magnífica, de esas que te proporcionan remordimientos de porqué no lo habré hecho antes.
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