Ha costado. Las teníamos pendientes desde el año pasado y por fin las tenemos en el zurrón. Tras 9 temporales se abría una ventana de buen tiempo que, unido a la kedada anual de sidrería, hacía inexcusable no acometer este magnífico reto.
Antesala pirenaica, las Peñas de Aia son el macizo granítico más antiguo de la península y, aunque de modesta altitud, guardan dificultades que hacen aún más atractiva su visita.
Afrontamos la subida desde el albergue de Arritxulo para ascender primero al Erroilbide por una canal alejada de las rutas normales de acceso a esta montaña. Entretenida y con algo de patio en un par de puntos, podríamos catalogarla de III.
Una vez superada el acceso es directo a la primera de las cumbres. Para acceder a las otras dos seguimos la ruta normal en la que se suceden varias trepadas que hacen muy interesante y entretenida la ruta. El acceso a la segunda cima, el Txurrumurru, se realiza a través del famoso «paso de la anilla«, una providencial anilla sin la cual muchos quizás no accederían por esta vía.
Finalmente, tras estas primeras dificultades, acceder al Hirumugarrieta y al Muganix es relativamente sencillo. Completamos la circular faldeando las peñas por el barranco de Aritxulegi, con multitud de cascadas que añadían frescor y belleza a un, ya de por sí, entorno de cuento.
Muy recomendable aunque, desde nuestro punto de vista, sólo para montañeros habituados a las trepadas, sobre todo por donde nosotros la iniciamos, ya que tenían bastante «ambiente».